Tics y síndrome de Gilles de la Tourette

Los tics son definidos como movimientos o vocalizaciones súbitos, rápidos, recurrentes y no rítmicos. Pueden ser simples o complejos, y motores o fónicos.

Los tics simples involucran un solo grupo muscular (por ejemplo, encoger los hombros). Los complejos, varios grupos musculares (por ejemplo, saltar o agacharse). Los fónicos implican algún tipo de sonido. Pero la diferenciación entre motores y fónicos no tiene mucho sentido, puesto que los fónicos involucran la musculatura oral, nasal, faríngea, laríngea y respiratoria. Ejemplos de tics fónicos simples son sonidos como el carraspeo. Fónicos complejos, palabras o frases.

Los tics se definen como involuntarios (a pesar de que se pueden suprimir por breves períodos). El entorno no los causa, aunque puede hacer que se exacerben. En general, disminuyen en actividades tranquilas y con un propósito.

Suelen aparecer alrededor de los 5 años. Muchas veces, el primero es un parpadeo intenso. El pico de severidad se da en la pubertad y tiende a disminuir en el transcurso de la adolescencia.

La amplia mayoría de las personas con estos trastornos refieren la presencia de impulsos premonitorios antes de la ejecución del tic. Los impulsos premonitorios son sensaciones físicas incómodas (como la sensación previa a pestañear o estornudar) que en general se sienten en la parte del cuerpo que ejecuta el tic y que desaparecen por un breve lapso luego de la ejecución del tic.

Los sistemas clasificatorios hablan de tres trastornos de tics: trastorno de tics transitorio, trastorno de tics motores o vocales crónico, y trastorno de la Tourette. Pero no hay grandes diferencias entre ellos. La discriminación entre uno y otro depende exclusivamente del tipo de tics presentes (motores y/o vocales) y del período transcurrido desde la aparición del primer tic (más o menos de un año).

Mucha gente cree que el trastorno de la Tourette implica decir malas palabras, pero eso no es así. Emitir insultos, frases inapropiadas, etc., es un signo denominado coprolalia (un tipo de tic fónico complejo), pero está presente en alrededor del 15% de las personas con diagnóstico de Tourette.

El trastorno de la Tourette sólo se diferencia de los otros trastornos de tics por la presencia de al menos dos tics motores y uno fónico, y por el hecho de que transcurrió más de un año desde la aparición del primer tic.

El tratamiento incluye fundamentalmente terapia conductual y, en algunos casos, según la severidad, también psiquiatría.